29 de abril de 2009

1.

Las palabras llegaron, como si tal cosa, cuando dejó de buscarlas entre las montañas de hojas sueltas que se amontonaban sin control sobre el escritorio. Algunas eran simpáticas y redondas, y parecía que tenían la barriga llena de nata a medio montar, otras eran tristes y alargadas, dejadas de la mano de dios, suicidas que se arrastraban a los bordes del papel para dejarse caer después, doloridas y estupefactas por el suave plaf, como si su vida mereciera algo más, cohetes artificiales o algo así. Pero lo cierto es que todas carecían de significado, estaban escritas a conciencia para que nadie pudiera saber nunca su razón existencial, el porqué y el por qué no.
Los viejos poetas están todos muertos, y nosotros no tardaremos mucho, pequeño- decía Alina, y la boca se le llenaba de palabras como escupitajos caídos del cielo- Sabes… me he dado cuenta de que quizás esté muerta. Sabes esa teoría que dice que antes de morir, el cerebro sigue funcionando durante segundos, incluso minutos. Pues eso es lo que me pasa a mí, estoy muerta y esos minutos moribundos se han convertido en la continuidad de mi vida, porque no quiero dejar de vivir. Es triste vivir así, una vida de mentira, inventada. Y tú también deberías preguntártelo, a no ser que seas una imaginación mía, claro.Y ella se quedaba dormida debatiendo sobre la inexactitud del espacio y el tiempo, y parecía que el mundo iba a acabarse para nosotros de un momento a otro, porque somos ballenas emocionadas rodeadas de mediocres con los ojos verdes. Nos fumamos el cielo de 1 a 3 del mediodía, y el mundo casi puede tocarnos, transparente.

16 de abril de 2009

soñar cataratas