De tu ventana a la mía
hay un barco. Hay peajes transatlánticos que nos llevarán a Tulsa, Oklahoma, y
después a Silver City, en Nuevo Mexico, donde los miedos son de chocolate seguramente.
Vamos a cruzar todos los desiertos con una enfermedad en el bolsillo, una sola,
y así aprenderé a tocar mi harmónica y puede que no desafine tanto en sueños.
Pero qué más da, si lo que más jode es que nos duele el cielo hoy.
(Me ardía el corazón por
lo que acababa de hacer) Creo que estoy perdiendo el norte. A veces pienso como
la haría una mujer peligrosa. Y si lo fuera estaría orgullosa de mi tristeza
porque sería real.
Soy un fraude... pero
cómo evitarlo, si me pones los ovarios incandescentes.
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